Queridos humanos,
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Se que es muy difícil vivir en la Tierra. Es por eso que yo, ya hace unos años, viajo a Marte.
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Mi nombre es Josefina, pero me dicen Chow. Y para serles sinceros, Marte fue mi salvación. Estas arenas rojas se volvieron un nuevo hogar a donde me iba, cada tanto, para alejarme de mis miedos. El miedo a no ser querida, a no ser suficiente, al rechazo.
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Cuando no me gustaba lo que estaba viviendo o pensando. Marte era un lugar de escape.
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Y en ese escape también fue donde comenzó mi viaje hacia la libertad creativa. Un viaje donde la imaginación fue mi fiel compañero y me llevó a explorar hasta lo más interno de mí.
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Mi propósito empezó a crecer. Había algo más grande atrás de todo eso. Ayudar a otra gente a sanar. A conectar con sus recuerdos lindos o feos. Con sus pasiones, sus sueños, su propósito.
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Marte se convirtió en el hogar de las historias. De personas. De familias. De amigos. De equipos. De socios y de sueños. Historias en fin.
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Hay algo tan característico y a la vez tan universal de nuestras historias. Amor. Abandono. Pérdida. Nostalgia. Orgullo. Ilusión. Gratitud. Perdón. Admiración. Ternura. respira hondo No se olviden, a los humanos nos atraviesan los mismos sentimientos.
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Me gusta poder escucharlos, conocerlos y empatizar con lo que quieren transmitir. Ver qué de su historia nos conecta a todos.
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Supongo que los estoy invitando a embarcarse en esta travesía conmigo. A explorar qué tiene Marte para ofrecerles.
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Todos tenemos algo para decir, y sería un placer para mi ser su guía en este viaje.
Con cariño,
Josefina